jueves, 5 de enero de 2012

Año nuevo, GLORIA A DIOS

Hola a todos mis queridos hermanos, me gustaría mucho poder compartir con ustedes los que trabajan en el mismo ministerio que nosotros, compartir experiencias, anécdotas. Si quieren compartir con nosotros escríbame a nathy.lopez.7@gmail.com. Estamos para edificarnos los unos a los otros.
Publiqué una obra nueva en la sección de Evangelismo, se llama La sangre de Cristo, fue elaborada por el grupo de arte NISSI, perteneciente al Ministerio Evangelístico Adonai en Argentina. Espero les sea útil.
Es mi deseo que el Señor les bendiga grandemente en este nuevo año y que nuestras vidas sigan siendo instrumento en sus manos.

Su hermana en Cristo,

Nathalie

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Tiempo de Navidad
Ya estamos en tiempo de celebración del nacimiento de nuestro Señor. Tiempo de acciones de gracias. Tiempo de Celebración. El domingo pasado fue la Apertura de la Navidad en mi Iglesia, hicimos la expresión corporal Es Navidad con la canción de Tercer Cielo del mismo nombre. Aquí les comparto unas fotos.


El SEÑOR les continúe bendiciendo y recuerden que este es tiempo de gozo y celebración para el pueblo de Dios, tiempo de llevar su mensaje de salvación a las personas que aún no conocen su amor. Tiempo de vivir para CRISTO.

Isa 9:6  Porque un niño nos es nacido,  hijo nos es dado,  y el principado sobre su hombro;  y se llamará su nombre Admirable,  Consejero,  Dios Fuerte,  Padre Eterno,  Príncipe de Paz.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Trabajo Arduo

En estos tiempos de poco "tiempo" de agendas apretadas... Qué difícil se hace cultivar un ministerio!! Todos con muchos trabajos, muchas reuniones, muchas responsabilidades y poco tiempo para dedicarlo al ensayo y la preparación de nuestra vida personal para servir a Dios. La única salida a toda esta presión es la oración: Ef 6:18 "orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;" Dios es el director de cada ministerio que nos planteemos comenzar, Él es el que se encarga de poner a las personas, de proveernos del tiempo, Él es el que puso el deseo en nuestro corazón de trabajar. A Él debemos toda la gloria y por ÉL hagamos todos los esfuerzos. Cada día podremos vivir En la presencia de Dios, nuestro deseo es que su presencia vaya con nosotros y nos de descanso(paz) Dios les bendiga!!!

lunes, 24 de octubre de 2011

EVANGELISMO




La Sangre de Cristo

  • Personajes:
Señor Hernández
Señora Hernández
Su pequeño hijo de 7 años
Algunos médicos
Varias personas
Voces en off (como mínimo tres diferentes) para interpretar a los periodistas en los medios
  • Escenografía
Se desarrolla en tres locaciones:
  1. Comedor de la familia (incluyendo la vereda de la casa)
  2. Iglesia
  3. Hospital
·         Efectos
La música es necesaria para ambientar la última escena. Debe crear el clímax correcto de drama. Se pueden agregar sonidos de multitudes o de autos en la vereda y en el hospital e incluso efectos para la radio y la TV.
La iluminación debe ser fija y permitir oscurecer el escenario hacia el final.

Escena I
En la noche del viernes el señor Hernández regresa del trabajo con un amigo, quien le hace un interesante comentario:
-          Te enteraste de esa extraña gripe en la India que les causó la muerte a algunas personas
-          No es gripe, pero tres o cuatro personas murieron en muy pocos días.
-          Raro, no??
-          Sí, realmente inexplicable. Bueno te espero el domingo en la iglesia. No me falles
-          Trataré de ir.
Se despiden

Escena II
Al día siguiente,  en el desayuno, reunido con su familia, su esposa trae el periódico y comenta un artículo en primera plana:
-          30.000 personas afectadas, en colonias remotas de la India, por un nuevo tipo de influenza mortal.
Mientras tanto su pequeño hijo de 7 años enciende la TV que informa  sobre el tema:
-          Especialistas en Control de Enfermedades de Estados Unidos va para la India para investigar los hechos, porque es una enfermedad muy extraña y misteriosa. Los datos indican que ya esta no solo en India, sino en Pakistán, Afganistán, e Irán.
El matrimonio se mira con rostros de asombro y confusión.
El periodista en TV comunica:
-          El presidente de la nación declaró que él y todos están rezando y esperando que todo vaya bien por allá.
Acto seguido cada uno se dirige a sus respectivas tareas cotidianas. Sin embargo la TV continúa encendida y realiza el siguiente informe:
-          El presidente francés anunció además, el cierre de todas sus fronteras, comunicando que no habrá más vuelos a Francia de India, Pakistán o cualquier otro país donde se haya reportado la enfermedad.

Escena III
En la noche la familia vuelve a congregarse alrededor de la TV y escucha la traducción de una mujer llorando en Francia diciendo:
-          ¡Hay un hombre, en un hospital en París, muriendo de la influenza misteriosa!
El esposo dice:
-          Ha llegado a Europa
Esposa:
-          ¡Que está pasando Dios mío!
Un médico en TV dice:
-          Cuando llegas a  estar afectado por esta enfermedad, se te mete al cuerpo por una semana sin darte cuenta, para que después tengas cuatro días de síntomas horribles, para morir inevitablemente.
Periodista:
-          Inglaterra ha cerrado sus fronteras, pero es demasiado tarde. Ya se han presentado casos en South Hampton, Liverpool, North Hampton. El presidente de Argentina dijo que por  el riesgo a la seguridad nacional, “todos los vuelos de Europa y Asia han sido cancelados. Si tienen seres queridos en el extranjero, lo sentimos mucho. No pueden regresar hasta que se encuentre una cura para la enfermedad” – Declaró
La esposa le comenta que en la iglesia se está llevando a cabo una cadena de oración por una cura y entonces salen rápidamente hacia allá. En la calle se encuentran con gente en pánico, vendiendo máscaras para respirar, diciendo que llegará al país.
En la iglesia, a los pocos minutos de llegar, y cuando se disponen a tomar un lugar, alguien entra corriendo gritando:
-          ¡¡Dos mujeres están en un hospital de Argentina muriendo de la gripe misteriosa!!
Todos se observan con rostros de temor. Cada uno recoge sus cosas y se va a su hogar.
Cuando la familia llega a su casa, oyen en la TV la noticia esperada:
-          ¡Se ha descifrado el código de DNA del virus! Se puede hacer un antídoto, gracias a Dios. Sin embargo, se va a requerir la sangre de alguien que no haya sido infectado. A todos se le piden una sola cosa: "Que vayan al hospital central de la ciudad para que les hagan un examen de sangre”. Eso es todo lo que pedimos.


Escena IV
Todos están ahí esperando fuera del hospital con sus familiares, amigos y vecinos, preguntándose lo que esta pasando, y si esto es el fin del mundo. De repente, un doctor sale del hospital gritando un nombre que ha leído de su libreta.
-          ¿¿¿ Que Dice??? - Pregunta el señor Hernández, y el médico vuelve a gritar el mismo nombre:
-          ¡¡Pablo Hernández!!
Su pequeño hijo le sujeta la chaqueta y dice:
-          Papá,  ¡ese es mi nombre!
Antes de que pueda reaccionar, han agarrado a su hijo.
El padre grita:
-          ¡¡ Oigan, esperen!!
Los médicos contestan:
-          Todo está bien, su sangre está limpia. Su sangre es pura. Queremos asegurarnos que no tenga la enfermedad. Creemos que él tiene el tipo de sangre correcta.
Unos segundos después, salen los doctores y enfermeras, llorando, abrazándose, y hasta algunos sonriendo. Un doctor de edad avanzada se acerca a la familia y les dice:
-          ¡Gracias, Señor, la sangre de su hijo es perfecta! Está limpia, pura. Ya podemos hacer un antídoto contra la gripe misteriosa.
El rumor empieza a correr por el todos lados, y todos están gritando, orando, riéndose de felicidad, y llorando, diciendo ¡Gracias Dios mío!
Pero en eso el doctor se acerca nuevamente a ellos  y les dice:
-          ¿ Podemos platicar en privado un momento con ustedes?. No sabíamos que el donante sería un niño y necesitamos que firmen este formato para darnos el permiso de utilizar su sangre."
El padre empieza a firmar el permiso cuando se da cuenta que no han llenado la cantidad de sangre que necesitan tomar. Mira al doctor y pregunta:
-          Pues, ¿Cuán... cuán... cuánta sangre se necesita?
En ese instante la sonrisa del doctor desaparece y contesta:
-          No pensábamos que iba a ser un niño. No estábamos preparados. ¡Necesitamos toda su sangre!
No lo puede creer y trata de contestar:
-          ¡Pero... pero...!
El doctor sigue insistiendo:
-          Usted no entiende. ¡Estamos hablando de la salvación del mundo entero! Por favor firme. ¡ La necesitamos... toda!
Pregunta:
-          Pero, ¿ por qué no le pueden dar una transfusión de sangre?
-          Si tuviéramos sangre limpia podríamos hacerlo, sin embargo...., ¿ firmará? Por favor, firme.
En silencio firma el papel. Enseguida el doctor les pregunta:
-          ¿Desean su esposa y Ud. estar un momento con su hijo antes de que empecemos?
-          ¡Claro que sí!
Los médicos traen a su hijo gritando:
-          Papá! Mamá! ¿Dónde están? ¿ Qué está pasando? Qué me van a hacer?
El padre le toma la mano y le dice:
-          Hijo, tu mamá y yo te amamos, y nunca dejaríamos que te pasara algo que no tenía que ser. ¿Comprendes eso?
En ese momento el doctor regresa y les dice:
-          Lo siento. Necesitamos empezar. Gente en todo el mundo está muriendo. ¡Nos urge empezar cuanto antes! ¿Se pueden retirar........... por favor?
 Con mucho dolor le da la espalda a su hijo y lo deja ahí mientras él llorando les suplica:
-          Papá, Mamá! ¿Por qué me han dejado.............? ¡No me dejen, por favor!.

Escena V
Todo el escenario se oscurece y se oye la voz de un locutor en radio que dice:
-          Hoy se lleva a cabo una ceremonia para honrar al niño que salvó al mundo entero.
Se encienden algunas luces y gente pasa como caminando por una calle comentando:
-          Yo prefiero ir de paseo
-          Yo tengo que ver un partido de fútbol
Otros, quejándose, van de mala gana y con caras de fastidio
En ese momento entra el padre y con lágrimas en sus ojos y mirando fijamente a la audiencia exclama:
-          ¡¡ MI HIJO MURIÓ POR USTEDES!! ¿¿NO LES IMPORTA??
Mirando al cielo:
-  Tal vez esto es lo que quisiste decir, "MI HIJO MURIÓ. ¿¿QUÉ NO SABEN CUANTO LOS AMO??" Porque de tal manera nos amaste que enviaste a tu Hijo unigénito para que toda aquel que en él crea no se pierda más tenga vida eterna.
Padre Nuestro, viéndolo desde tu punto de vista nos rompe el corazón.
¡Tal vez ahora podemos empezar a comprender que tan grande es tu amor por nosotros!

*** Fin ***
24 horas

Esta es una obra escrita especialmente para aquellas personas que dedican su tiempo a cosas sin sentido y no a buscar de Dios y por ende tampoco evangelizan pues, ¿cómo van a hablar de alguien que no conocen?
Su mensaje es claro, los seres humanos tenemos un tiempo, ¿que estamos haciendo con ese tiempo? Todos los días tenemos una nueva oportunidad de aprovechar esas 24 horas para hacer de nuestra vida algo mejor y para provecho, no solo personal, sino también de quienes nos rodean.

Personajes:
Fabiola
Tiempo
Distracción
Pereza
Hambre
Muerte

Vestuario:
Fabiola: Usa vestimenta propia de su edad, o un pijama, de cualquier color.

Tiempo: Usa un traje de vestir azul, si puede, una gabardina (beige o amarilla y si no negra o azul) Un sombrero de color beige, o azul.  Tiene un reloj de bolsillo, como lo usaban algunos de nuestros abuelos.  Usa lentes oscuros. Sugerencia de maquillaje. El rostroen un color dorado con un reloj dibujado en toda su cara.

Distracción: Sus colores son llamativos, rojos, naranjas, verdes.  Puede combinarlos.  Podría usar un traje de payaso o bufón. Su maquillaje también es el de un  payaso o un bufón.

Pereza: Usa gris, combinando con blanco o negro.  Puede ser un pijama para dormir, acompañado con gorrito.

Hambre: puede usar colores verdes, combinados con café.  O bien, un traje de chef.

Muerte: totalmente de negro. Se sugiere usar una capa negra. El maquillaje es lo más importante del personaje, debe asemejar una calavera, o bien, conseguir una máscara. La cual debe ser lo suficientemente impresionante (Acotación importante, este elemento quitaría expresión al rostro del actor o actriz).

Escenario:
Un sillón bien grande.  Alrededor de él hay una mesita de luz con un teléfono, un televisor con una base de video juegos (nintendo, play station, sega, atari, game box etc.) colocado al frente y aun lado del sillón.  Varias revistas tiradas en el suelo y un directorio telefónico

ACCIÓN…

Se encienden las luces.  En el escenario está Fabiola.

Fabiola:  (Está sentada, viendo una novela o película muy triste. Esta sollozando) Snif, Snif!!! Que chavalo mas rata, ¿cómo le fue a hacer eso a ella? Uy infeliz, desgraciado. (Le grita al televisor) Infeliz, puerco, desgraciado. Uy, oh jalá se muriera… Sí, sí, muérase… Es que ella es tan buena, y ese chavalo es una rata completa con ella.
Tiempo:  (Entra por la derecha)
Las luces se apagan y solo queda prendido un reflector a nivel de piso que da directamente sobre el sillón.
Tiempo:  (Se sienta a la par de Fabiola.  Toma una de las revistas que están en el suelo, sin que ella se dé cuenta)
Fabiola:  (Se sienta a llorar) Uy! Cómo lo odio… Lo odio… que ser mas desgraciado. Es malo, muy malo (llora y le grita a la tele) Te odio Eduardo Miguel, te odio, uy infeliz, morite, Mariangel no se merece eso!!! (y llorar desconsoladamente)
Tiempo:  No deberías ponerte así, es una simple novela, nada de eso es real. Te ves bastante ridícula en eso. Deberías aprovechar mejor tu tiempo.
Fabiola:      (Llorando con mucha rabia) Que le importa!!! Es mi vida, soy yo!!! ¿Y qué si es una novela? (Se pone a llorar de nuevo) Mariangel es tan buena, pobrecita (Llora de nuevo, después de unos segundos deja de llorar. Se asusta.  Se queda petrificada. Respira agitadamente. Lentamente vuelve su mirada hacia Tiempo.  Cuando ve a tiempo se asusta y toma uno de los almohadones, según ella, para defenderse.  Se pone de pie y se aleja un par de pasos del sillón)  ¿Quién eres?  ¿Qué haces aquí?  ¿Quién lo dejó entrar?  ¿Por dónde entró?  ¿Cómo entró?  ¿Cómo se llama usted?  ¿De dónde viene?  ¿Quién es? A ver, hable.
Tiempo:  (Sin moverse del sillón y sin mirar a Fabiola) Si dejás de hacer tantas preguntas, tal vez te podría contestar.  ¿No te parece?. (La vuelve a ver)
Fabiola:  (Agarrada fuertemente del almohadón. Busca algo más duro para pegarle a Tiempo) Entonces, responda.
Tiempo:  (Saca su reloj de bolsillo, lo mira) Veamos (Y lo vuelve a guardar) Soy el tiempo, bueno, más específicamente… TU TIEMPO.  Vengo a hablar con vos...  Nadie me dejó entrar, yo entré solo...  A tu cuarto, entré por esa puerta (Señala hacia su derecha) A tu casa, no lo sé, simplemente moví el llavín y entré a tu habitación.
Fabiola:  (Intenta preguntarle cómo hizo)
Tiempo:  No me lo preguntes porque no te pienso responder.  Es un secreto.  Ya te dije que me llamo Tiempo.  Vengo del pasado, estoy en el presente y me dirijo hacia el futuro.  Ah, y una vez más, soy Tiempo… TU TIEMPO!!!
Fabiola:  (Sin soltar el cojín) ¿Y qué tiene que hablar conmigo?
Tiempo:     (Se pone de pie.  hojea algunas revistas) Como te dije, soy TU TIEMPO, y me han enviado porque no me estás usando de la forma correcta.  En otras palabras, estás tirando tu tiempo por la ventana.
Fabiola:  (Asomándose a una ventana imaginaria) Yo no he tirado nada por la ventana.
Tiempo:  (De nuevo saca su reloj. Respira profundamente) Veamos (Y lo guarda de nuevo) Naciste en 1990,  hasta el día de hoy lo único que has hecho es… ver tele… ver tele… ver tele... yyyyyyyyyyyyy… ver tele.
Fabiola:  (Un poco más animada) Pero me gusta ver tele. La tele es todo para mí. Soy la que más sabe de los programas de tele en el cole. No me pierdo las novelas, le gano a todos en ver tele.
Tiempo:  ¿Y?
Fabiola:  ¿Cómo? ¿Y?
Tiempo:  Sí.  ¿Y?  ¿Eso de que te ha servido? ¿Acaso has logrado algo más que eso en esta vida?  ¿Eso de qué sirve?  ¿Tus amigos? ¿Tu familia? ¿Tu alma y espíritu?  ¿Qué has hecho con ellos?
Fabiola:  No tengo amigos.  A mis papás poco les importa si existo.  (Se acerca al tele y lo abraza) Mi alma y espíritu es esto.  Este es mi amigo, porque nunca me reclama, no se enoja conmigo, aun cuando lo trate mal y lo ofenda.  Me ha acompañado desde niña y hasta el día de hoy no me ha abandonado.
Tiempo:  ¿Amor?
Fabiola:  ¿A... qué? 
Tiempo:  Amor.  ¿Esa caja inerte y sin vida, repleta de imágenes vanas, que necesita de vos para tener vida, para que lo encendás… Eso… eso… ¿te puede dar amor?  Vos podés amarlo, pero eso no te puede devolver ese amor.
Fabiola:  Eso no me importa.
Tiempo:  (En un todo más fuerte, con autoridad) Bueno es suficiente, ya no pienso perder más minutos y segundos con vos.  Es más fructífero hablarle a una estatua. Así que me limitaré a darte el mensaje que mi jefe te ha enviado.
Fabiola:  (Emocionada) ¿Un mensaje? ¿Para mí?  ¡Qué emoción!
Tiempo:  Espero que al final sigas igual de emocionada.  Después de lo que te voy a decir.  (Vuelve a sacar el reloj) Veamos (Y lo guarda de nuevo) Ya que has perdido mucho tiempo, y no lo has aprovechado, se te darán solo 24 horas de vida.  Si al cabo de las mismas tu actitud no ha cambiado.  Yo vendré por vos para llevarte.
Fabiola:  Es una broma ¿Verdad? (Buscando) ¿Dónde están las cámaras?  (Gritando) Salgan ya.  No lograron asustarme.
Tiempo:  (Hablando con autoridad. Ya un poco impaciente también) No es una broma.  Te estoy hablando en serio.  Si en 24 horas no has aprovechado tu tiempo...
Fabiola:  (Un poco seria al ver la actitud de Tiempo) ¡¡¡Uy pero que carácter!!!
Tiempo: Bueno, ese es el mensaje, y punto. ¡Y es en serio, muy en serio, solo te quedan 24 horas de vida!!
Fabiola: (Un poco asustada por lo que le dice Tiempo) ¿Es en serio? Pero… pero… ¿24 horas?  Es muy poco tiempo.  ¿No hay una segunda oportunidad?
Tiempo:  (Negándolo con la cabeza) Tus segundas oportunidades están acabadas.   Las desperdiciaste todas.
Fabiola:  Pero es que soy muy joven todavía, no he disfrutado de la vida. No he vivido… Deme más tiempo.
Tiempo:  (En tono irónico) Ja, ¿que te de más tiempo? Si tiempo es lo que te ha sobrado niña!!! (Toma la Biblia que está cerca de las revistas) Eso no es mi culpa.  Me tuviste para sacarme mejor provecho, pero me ignoraste, jugaste conmigo y no me diste la importancia que merezco.  Me usaste para ver televisión, salir con tus amiguitas, comer, dormir, pasear y ya.  No buscaste nada bueno para hacer conmigo. Y mi Jefe se cansó de eso.  Consideró que no me estabas usando de acuerdo con el manual (Le muestra la Biblia) Y por eso mejor decidió darme de alta.
Fabiola:  (Señalando la Biblia) Sí, conozco ese libro, pero nunca tuve tiempo para leerlo.
Tiempo:     (Con una sonrisa de ironía) Ya te lo dije, tenés 24 horas, si al cabo de las mismas no has hecho nada productivo, vendré por vos.  (Camina hacia la izquierda.  Antes de salir)  Por cierto, escucharás unas campanadas en cuatro ocasiones distintas, en la
última vendré por vos.  Por lo menos una hora debés aprovechar bien para que te salvés.  De lo contrario, ya te lo dije. (Y sale)
Fabiola:  (Confiada) ¿Una hora?  Cualquier cochinada... Eso quiere decir que tengo 23 horas para divertirme.
Se escucha el repiqueo de unas campanas.
Fabiola:  (Se asusta) ¿Ya? ¿Tan rápido la primera?
Distracción:        (Entra por la derecha, saltando y haciendo piruetas, sus gestos son exagerados.  Se acerca al televisor. Toma el control remoto y se lo acerca a Fabiola) Sí, pero todavía faltan 24 horas, mejor terminemos de ver la novela.
Fabiola:  ¿Saben qué?  Todavía faltan 24 horas, nada de malo tiene termine de ver la novela. No va a durar todo el día. (Se sienta, toma uno de los controles y sigue jugando)
Distracción:        (Caminando alrededor de la habitación, siempre con gesto exagerados. Como jugando) Oye y después podría ir al video.  Alquilo unas películas y que gaste unas seis horas más no hay nada de malo.
Fabiola:  (Se acomoda en el sillón) Ay no, ya me estoy aburriendo de ver tanta tele. No hay nada interesante que ver. Mejor después de la novela voy a ver qué películas nuevas llegaron.
Distracción:        (Sonríe mientras mira a Fabiola desperdiciar su tiempo)
Se apagan las luces.  Pasan 10 segundos y se encienden de nuevo.  
Fabiola:  (Sigue viendo televisión).
Distracción:        (Comiendo unas palomitas. Siempre con gestos y movimientos exagerados) Que buena esa película!!! Uy no que rajada!!! Comparada con las otras tres, ésta está buenísima. Uy no, uy no, esa man esta volado!!! Que rajado, al chile, esta solo ese man!!! Esta solo, y la tipa esa también, si no, buenísimo, buenísimo!!
Se escucha el repiqueo de campanas.
Fabiola:  (Se asusta) ¿La segunda?  ¿Tan rápido?  Si solo han pasado... (Se fija en el reloj, aun más asustado) ¿Ocho horas?  Santo, ¿Pero… por qué tanto? (Se agarra el cabello, y camina desesperada por toda la habitación)
Distracción:        (Haciendo cuentas con los dedos) A ver.  dos horas de solo novelas, cinco y media viendo películas… por cierto la última estaba muy buena, muy buena… y media hora en ir y venir del video… yo creo que suman ocho… Sí ocho, mirá (Le enseña los dedos a Fabiola)
Fabiola:  Si tenés razón, que madre, ocho horas (Hasta ese momento se da cuenta de que ahí está Distracción) Suave, suave, suave… suave un toque… ¿Quién eres?
Distracción:        (Viendo hacia todos lados) ¿Es conmigo?
Fabiola:  Noooo… le hablo al televisor
Distracción:        Ah bueno sí, es el tele.
Fabiola:  Por supuesto que es a usted.  A quién más le iba a hablar?
Distracción:        Bueno, diay se dan caso de loquera y demencia senil.
Fabiola:  (Agarra a Distracción del brazo) Ay ya está bueno, deje de jugar al chistosito… A ver, dígame de una vez… ¿Quién es usted?
Distracción:        (Le extiende la mano. Fabiola la deja con la mano en el aire y entonces disimula con gesto) Soy Distracción.  Placer conocerte.  Aunque llevamos años viviendo juntos.
Fabiola:  ¿Distracción?... Distracción… Con razón se fueron tan rápido éstas ocho horas. (Se agarra la cabeza) Que tonta he sido.  ¿Cómo fui a perder tanto tiempo? (Muy enojada le habla a Distracción) Váyase. Largo.  Fuera.  No te quiero más acá.  Por su culpa ya perdí ocho horas.
Distracción:        ¿Ocho horas? Uy no mi amiga, toda una vida.
Fabiola:  (Enojada) Bueno, como sea, pero váyase ya. (Empujándola)
Distracción:        (Cae exageradamente) ¡Uyyyy! Pero qué carácter.  Así quien no se va (Sale por la derecha, haciendo que renquea)
 
Fabiola:  (Muy preocupada) O puede ser posible ¿Ya perdí ocho horas? 
Pereza:   (Entra por entre el público.  Trae una almohada y una cobija)
Fabiola:  (Toma la Biblia y empieza a hojearla con desesperación) Tengo que hacer algo para aprovechar el tiempo que me queda.
Pereza:   (Sube al escenario, y bosteza) Sí, pero ahora estoy muy cansado.  Mejor duermo un rato y luego me levanto, con dos o tres horas es más que suficiente  (Pone la almohada en el sillón)
Fabiola:  (Bostezando) Ay que sueño me agarró, fijo por ver tanta tele. (Tira la Biblia al suelo) Mmmm mejor descanso un rato y luego con las fuerzas repuestas me levanto para cumplir con mi tarea (Coge la almohada y se acomoda en el sillón).
Se puede poner música de cuna o para dormir niños.
Pereza:   (Le coloca la cobija a Fabiola.  Se acuesta, en el suelo y a la par del sillón.  Chasquea los dedos o da dos palmadas).
Las luces se apagan.  Se encienden pasados 10 segundos.  Se escucha el repiqueo de campanas.
Fabiola:  (Se despierta asustada) ¡Ay Dios!  Otra campanada.   (Mira su reloj) ¿Dieciséis horas? Me quedé dormida, no puede ser.  Ya ha pasado más la mitad del tiempo y no he hecho nada.  (Molesta) ¡Rayos!.
Pereza:   (Aun durmiendo) Me llevas el desayuno a la cama.  Los huevos bien revueltos.  Y el café con leche.  El jugo lo quiero de manzana, porque la naranja me produce acidez.
Fabiola:  (Levanta a Pereza) Y ahora usted me va a decir quién es y que hace acá.
Pereza:   (Se despierta, muy asustada) ¿Qué pasa?  ¡Un terremoto, un terremoto!
Fabiola:  (Empuja a Pereza) Ningún terremoto. Soy yo, y quiero saber qué hace acá.
Pereza:   (Que ha caído al suelo debido al empujón de Fabiola.  Se pone de pie)  ¿Ay a poco no me conoces?  Soy Pereza, y he estado a tu lado toda tu vida.  Hemos pasado inolvidables noches de sueño, con una que otra pesadilla, pero inolvidables al fin.  Hermosas tardes de siesta... Perdón... Tardes de siestesota.
Fabiola:  ¿Entonces usted es...
Pereza:   (Asiente con la cabeza) Ajá.  Estás en lo cierto.  Yo soy el culpable de tu pereza, sueño y a veces cansancio.
Fabiola:  (Muy molesta) No puede ser, no puede ser.  Dieciséis horas perdidas y la mitad de ellas las pasé durmiendo.
Pereza:   Bueno si fueran solo dieciséis horas, yo no me preocuparía tanto.
Fabiola:  (Enojada) Váyase.  Ya.  Rápido.  Salga de mi casa.  (Chasqueando los dedos varias veces y de forma rápida) Pero es ya.
Pereza:   ¿Al menos puedo quedarme en tu cuarto?  Es que tu cama está muy suavecita.
Fabiola:  (Señalando hacia la izquierda) No.
Pereza:   Yo nada más decía.  Por aquello de que después quieras ir a tu cama para dormir otro ratito.
Fabiola:  (Impaciente) Uno.  Dos.  Tres...
Pereza:   (Recoge la cobija y la almohada) Ya entendí, ya entendí  (Sale por la izquierda).
Fabiola:  (Muy molesto) Rayos (Se sienta en el sillón, muy preocupada)
Hambre: (Entra por la derecha.  Su acento es como el de un francés) Ou la la. Creo que es hora de comer. Parece que ya tengo hambre. (Pensando) Voir, voir.  (Después de pensarlo un poco) Ou la la, ésta idea c'est magnifique.
Fabiola:  (Se frota el estómago) Que hambre tengo.
Hambre: (Toma un directorio telefónico) Voila, éste lugar es perfecto.  Le Pizza Express.  Un poco largo, pero muy buena.  Hummm, de chuparse los dedos.
Fabiola:  (Se pone de pie) Voy a llamar a Pizza Express  (Busca en el directorio.  Luego marca en el teléfono y espera) Sí, buenas.  Mire es para solicitar un servicio express...
Entran Distracción (con un cuello ortopédico) y Pereza por la izquierda.
Fabiola:  Sí, exacto, soy yo...  Al mismo lugar de siempre... La misma, sí...  Muy bien.
Distracción:        No, la misma no.  Mejor una napolitana.
Pereza:   Pero si la de jamóngos es buena.  Yo siempre quedo lleno.
Hambre: Sí, sí.  Que varíe el menú.  Mejor una napolitana.
Fabiola:  (Cambia de parecer) No, mejor mándeme una napolitana... Sí, es que quiero variar un poco...  Bueno...  ¿Me dan otra gratis?...  Yo no me enojo.
Distracción:        Nosotros tampoco
Los tres celebran la oferta de pizza.
Fabiola:  ¿Cuánto se tardarán en traerla?... ¿Una hora?... Sí, sí, tiene razón.  Entiendo...  Sí, siempre ha sido así... Bueno, gracias... Chao.  (Cuelga el teléfono.  Se pasa la mano por la cabeza) ¡Ufff!  Una hora.  ¿Qué hago?
Distracción:        Sigamos viendo tele.  (Se sienta en el sillón).
Pereza:   (Con la almohada y la cobija) No, mejor durmamos un  rato.
Hambre: No, no, no.  Vamos a comer.
Fabiola:  Es que la pizza llega hasta dentro de una hora.  (Se da cuenta que no está sola) Un momento (Vuelve a ver) ¿Qué hacen aquí?  Les dije que se fueran.  (Señala a Hambre) ¿Usted quién es?
Distracción:        Soy Distracción, ya te lo dije.
Fabiola:  (Señala a Hambre) No usted, él.
Pereza:   Pereza, mi nombre es Pereza.  Oye, que memoria la tuya.
Fabiola:  Nooo. (Señala a Hambre) Ud. ¿Cómo se llama?
Hambre: ¿Yo?
Fabiola:  Sí. Ud.  ¿Cómo se llama?
Hambre: Ay no te hagas.  Si nos llevamos como hermanos.  De toda una vida.  Estoy con vos desde el vientre de tu madre.
Fabiola:  No, yo no la conozco, jamás la he visto.
Hambre: Me ofende garçon.  Soy Hambre.  Autor intelectual de las dos pizzas que vienen en camino, y de cada vez que te comés algo. Moi.  Je suis le faim.
Fabiola:  Entiendo. Pero no hayo justificación alguna para que todos ustedes estén acá.
Distracción:        No nos podés echar porque somos parte de tu vida.  Hace mucho que vivimos acá, y por más que querás, no nos podés expulsar. (Pequeña pausa.  Se acuerda de algo) Hablando de expulsar, ya van a dar American Idol!
Todos se sientan, menos Fabiola.
Fabiola:  Un momento.  Esto no está bien.  Estoy desperdiciando mucho tiempo.
Distracción:        Ay mujer, no te preocupés por eso. Vení, vamos a ver películas.  Con solo una hora te salvás.  Nosotros te ayudamos.
Fabiola:  (No muy convencida) Bueno, está bien (Se sienta)
Los demás lo celebran.  Se apagan las luces.  Se encienden de nuevo pasados 10 segundos.  Todos están en escena.  Fabiola ve televisión, los demás la acompañan.  Las luces se apagan de nuevo a los 10 segundos.  Pasados 15 segundos se encienden.  Solo está Fabiola en escena, dormida y con una caja de pizza sobre su abdomen.  Se escucha el repiqueo de unas campanas.
Fabiola:  (Se despierta muy asustada) No, no, la cuarta no. (Coge la Biblia) Voy a salir a la calle a hablarle a los demás de lo que dice aquí  (Se detiene en seco) ¿Qué les digo?... Ahí les invento algo. (Camina hacia la izquierda)
Tiempo:  (Entra por la izquierda y se topa de frente con Fabiola)
Fabiola:  (Se queda petrificada)
Se escucha un tren a punto de salir.  Se apagan las luces poco a poco, solo queda el reflector de piso y una luz al fondo del escenario.

Tiempo:  (A Fabiola) ¿Estás lista?
Fabiola:  (Corre hacia la derecha, pero entra Muerte y cuando se la topa, se asusta)  ¿Quién es usted?
Muerte:   Una amiga a la que todos temen su llegada. No soy muy bienvenida en la vida de ninguno, pero irónicamente muchos me buscan con locura, haciendo cada estupidez… Algunos están preparados para mi llegada… otros no… como vos. Al final… nos encontramos en el camino de la vida.  (La toma de la mano) Vení, llegó tu hora.  El tren no puede esperar más.
Fabiola:  (Asustada) ¡Uy! Pero si estás bien fría.  No me diga que...  (Más asustada) ¿Usted es?...
Muerte:   Ajá, la misma, soy tu amiga… la muerte ¿No te alegras de verme?... (La toma de nuevo de la mano) Vamos, llegó tu hora, se acabó tu tiempo… Es tiempo de partir!!!
Fabiola:  (Muy asustada) No, mí tiempo no ha acabado aun. No me puedo morir.
Tiempo:  (Saca su reloj de bolsillo) Veamos.  24 horas.  Sí, así es, ya se cumplieron las 24 horas.  Tu tiempo ya acabó.
Fabiola:  (Le enseña la Biblia) Pero… pero… justo ahora iba saliendo.
Tiempo.  Ah, ese libro que nunca te interesó.  ¿Cómo vas a hablar de algo que nunca leíste y del cual no sabés nada?
Fabiola:  Algo me invento.  Pero deme otra oportunidad.
Tiempo:  (Guardando el reloj.  Le hace una seña a Muerte) Tus oportunidades se acabaron.  Es el tiempo de partir.
Muerte:   (Toma a Fabiola con más fuerza y se la lleva)  Vamos amiguita.  No me retrasés más que hoy tengo mucho trabajo.
Fabiola:  (Llora, patalea, brinca, se tira al suelo.  Pero no puede impedir que Muerte se la lleve)
Muerte:   (Sale por la derecha con Fabiola, y se escucha el tren partiendo)
Tiempo:  (Se dirige al público) Y vos  ¿Qué estás haciendo con tu tiempo? 
Se apagan las luces de inmediato.  Se escucha el repiqueo de unas campanas.  Para cerrar podría poner la canción Tiempo de Marcos Witt, del CD Vivencias.

fin...

La Ejecución