Materiales

A continuación ponemos a su disposición algunas obras que nos han gustado y queremos compartir para su ministerio también. Iremos actualizando esta página según la aceptación

Puede encontrar éstas y otras obras organizadas por temáticas en la Sección Archivos del Blog

PARA NAVIDAD

¿Que va a hacer qué?
Personajes
Ángel 1
Ángel 2 


A1: Él mismo bajará

A2: ¿Qué?

A1: Dije que Él mismo irá.

A2: ¿Quién te dijo?

A1: Esta mañana durante el devocional llamó a Miguel y a Gabriel al frente y les comenzó a decir su plan delante de todos nosotros.

A2: ¿Por qué siempre me pierdo lo mejor?

A1: ¿Dónde estabas?

A2: En Bitinia, ayudando a la pequeña Lidia a cruzar el puente congelado otra vez; pero continúa contándome. ¿Cuál es el plan?

A1: Se trata de la profecía de los profetas.

A2: El día del Señor finalmente llegó y yo perdiendo el tiempo con Lidia. Al final si Él cerrará todo el asunto ella se encontrará aquí con nosotros muy pronto.

A1: No es tan simple. Él está planeando arreglar toda la situación allí abajo.

A2: ¿Y por qué no envía a Moisés? O a Elías o a Gabriel.

A1: Lo hará, pero a su debido tiempo, pero solo podrán tomar mensajes. Lo que si oí fue que Gabriel ya está arreglando la llegada.

A2: ¡Guau! Me lo imagino, los humanos todos ocupados en sus atareadas vidas cuando de pronto las estrellas, el sol, y el cielo se caen a pedazos. Entonces desde la profundidades de la eternidad Él pone su pie en la tierra. Desearía estar allí para verles las caras. ¡Al viejo Augusto cayendo de su pedestal!

A1: No, no será de esa manera. No piensa ir a Roma.

A2: ¿No va a ir a Roma? Entonces va a Jerusalén ¿no? Imaginate, el sumo sacerdote mirará hacia arriba y allí lo verá con todo Su poder. ¡Se le va a arrugar hasta la sotana!

A1: Dudo que eso pase.

A2: ¿No me digas que no irá a ver al sumo sacerdote?

A1: Si, va a ir a ver al sumo sacerdote y a todo el consulado, pero dudo que lo reconozcan.

A2: ¿No van a reconocer al Señor de Gloria? ¿Planea disfrazarse?

A1: En un manera... si.

A2: ¿Por qué no quiere que sepan quién es?

A1: Según lo que entiendo es que Él quiere que lo reconozcan por sus actos y forma de vida, no por su apariencia.

A2: Asumo que irá como hombre. Como judío, sin dudarlo.

A1: Escuché que planea entrar como un bebé.

A2: ¿Un qué?

A1: Como un bebé, un humanito.

A2: ¡Increíble! Pero, pero, ¿no se está arriesgando demasiado? La seguridad será fantástica. Tendremos que formar turnos de guardia para estar con Él las 24 horas del día.

A1: No, estará solo.

A2: ¿Qué?

A1: ¿Realmente crees que hay alguna manera que puedan dañarlo sin su consentimiento?

A2: ¡Claro! Tienes razón, no dejará sus poderes. ¿Te imaginas las pequeño bebé en brazos de su madre, y saltando al otro segundo para darle un golpe de carate al soldado romano?

A1: escuché que su poder solo será usado para ayudar a otros. Cree que no es necesario mostrar todas sus credenciales. Y ya ha escogido quién será su madre.

A2: ¡Espero que no sea la mamá de Lidia!

A1: ¿Quién?

A2: Lidia, la pequeña niña de Bitinia. Imagínate dejar a la pequeña niña de 4 años cruzar por ese puente patinoso y congelado. De todas maneras, me imagino que habrá escogido a una familia de pastores o una familia de Fariseos.

A1: No, ella es una muchacha pobre, una joven desconocida de nombre María. Lo que te voy a contar ahora lo mantienes en secreto... no quiero que se enteren todos los ángeles de todas las galaxias lo que te voy a decir. Nacerá en un pesebre, ¡en un establo!

A2: ¡Qué, eso es criminal! ¡No puede ser! ¡No voy a permitirlo! ¡Protesto!

A1: ¿Qué puedes tu hacer?

A2: ¡No entiendo el propósito de todo esto!

A1: Ya sabes cómo Él los ama. Ahora, escúchame, aquí es donde nosotros entramos. Él quiere que hagamos la lista de algunas personas que sean testigos del evento para pasarlo a las generaciones venideras.

A2: ¡Claro! Que te parece 1000 hombres de cada una de las 12 tribus de Israel?

A1: Dije solo algunas personas.

A2: Bueno, 100 de cada una.

A1: No. Él quiere que solo sean unos pocos.

A2: Qué tal algunos escribanos, abogados, políticos y varios reporteros ¡de noticias por supuesto!

A1: Esos definitivamente no cuentan. Además él ya los eligió... (A1 le entrega una hoja al A2).

A2: Veamos... tres astrólogos de Arbela, ¿Dónde queda eso?

A1: En el lado este de Tigris.

A2: Pero ellos son extranjeros, son extraños.

A1: No te olvides de los demás.

A2: ¡Ah! Si, Jasón, Demas... ¿Quiénes son?

A1: Creo que son pastores.

A2: ¡Simples y comunes pastorcitos!

A1: Es Su estilo, ya sabes. Mira a Abraham, ¿Quién fue? ¿Y David? ¿Qué estaba haciendo Moisés cuando fue sorprendido por la zarza ardiente?

A2: Si, entiendo lo que dices.

A1: Bueno, eso si que no lo entiendo, ¿quién le va a creer a unos pastores?

A2: Lidia

A1: Si... amo a esos humanos, creen cualquier cosa que les digamos.

A2: Si, nos creen hasta que Satanás los engaña. A propósito, ¿Qué va a hacer Satanás durante todo esto? Porque no le va a gustar nada.

A1: Me supongo que va a incitar a los humanos a actos despreciables y brutales.

A2: ¿Crees que seguirán cayendo en las mismas trampas?

A1: Se comportan como marionetas en sus manos la mayoría de las veces. Pero escuché que el Señor hará grandes milagros... y entonces, su presentación final.

A2: ¿A qué te refieres?

A1: No estoy seguro. Es Top Secret.

A2: Mmm… dejame rebobinar, todo lo que tenemos que hacer es ir allí abajo, hablar con un par de pastorcitos y luego volver a sentarnos y observar lo que pasa.

A1: Correcto. Escuchaste la señal, ya nos toca bajar y hacer nuestro trabajo.

A2: ¡Qué día! Pensé que no tendría nada más que hacer hasta que el puente se volviera a congelar.

A1: Recuerda, solo algunos pastores, y no los asustes.

A2: Prometido.

A1: Nuestro turno, ¡vamos!

A2: ¿Crees que tengamos tiempo de pasar por Bitania al regresar? Es casi la hora en que Lidia hace sus oraciones y me encanta la forma en que lo hace.

A1: Creo que no hay problema. Deprisa.

A2: Estoy detrás de ti. Pero estaba pensando... ¿Qué si no funciona como nosotros esperamos? ¿Qué si hay demasiada resistencia a su plan? Allí abajo como un humano vulnerable, ¿porqué?, puede que lo asesinen.

A1: ¡No seas ridículo!

"En esa misma región había unos pastores que pasaban la noche en el campo, turnándose para cuidar sus rebaños. Sucedió que un ángel del Señor se les apareció. La gloria del Señor los envolvió en su luz, y se llenaron de temor. Pero el ángel les dijo: "No tengan miedo. Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo. Hoy les ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto les servirá de señal: Encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre." De repente apareció una multitud de ángeles del cielo, que alababan a Dios y decían: "Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad." (Lucas 2:8-14)

FIN


EVANGELISMO

Por que no me dijiste

  Objetivo: Hacer reflexionar a los hermanos en cuanto a la urgencia de predicar el evangelio
Se lleva a cabo con 4 personas.
1. Cristiano(Pedro)
2. Amigo del Cristiano (Carlos)
3. Ángel
4. Demonio

Aparecen el cristiano y su amigo, juntos en forma de estatuas, luego alguien de la audiencia da un golpe, en algún lado, o ruidos, el caso es que se asusten, porque va a simbolizar la muerte y ellos despiertan.

Carlos: Que raro y que extraño me siento...
Pedro: Yo también, pero, ¿qué es esto?
Carlos: Yo no me acuerdo de... sí,
Pedro... tuvimos un accidente, sí, vino un camión en sentido contrario...
Pedro: ¡No, no puede ser!
Carlos: ¡Sí Pedro! ¡Estamos muertos! (con cara de angustia)
Pedro: ¡Dios mío si, estamos muertos!
Carlos: ¡De todas maneras, si papá ve el auto como quedo, me mata! ¡Imagínate! Pero, cómo estoy muerto.
Pedro: ¡Y yo! Me iba a casar la semana que viene, bueno por lo menos las flores de la boda, las pueden usar para mi funeral.
Carlos: Oye ¿verdad? Tu boda. ¿Te acuerdas, que te conté que tenia examen de Química y que no pude estudiar?
Pedro: Si y no estudiaste...
Carlos: Pero ya no importa, estoy muerto, no hay examen...

De momento un ángel le toma la mano a Pedro... Carlos se da cuenta.

Carlos: Pedro, ¿quién es esa persona que te toma de la mano?
Pedro: ¡Es un ángel!, ¡viene a llevarme!
Carlos: ¿A llevarte?
Pedro: Si, es que yo soy cristiano y pues voy para el cielo..
Carlos: Pues yo también, ¡espérame!

(En eso viene un demonio y toma a Carlos, éste se asusta)

Carlos: ¿Pero que es esto? no...
Pedro: Lo que pasa es que yo acepte hace un tiempo al Señor como mi Salvador.
Carlos: Pero si yo no fumaba ni bebía, además daba limosnas
Pedro: No son suficientes las buenas obras, lo importante es creer en Jesús y reconocerlo como Señor y Salvador.
Carlos: Pero ¿por qué no me lo dijiste?, ¿por qué no me hablaste de Él? Pedro: Una vez te lo mencioné, pero no me prestaste atención.
( El ángel se lleva a Pedro y el demonio a Carlos)

Carlos: ¡No, suéltame! (le dice al demonio) ¡no, nooooo! Pero, ¿por qué no me lo dijiste? (le reclama a Pedro), ¿por qué no me lo dijiste? ¡no, nooooo!

* No esperes, habla a tus amigos de Jesús, antes que sea demasiado tarde...


 
POR AMOR A TI
Objetivo: Que entendamos la importancia de sobrellevarnos los unos a los otros y la importancia de sacrificar nuestro propio ego con tal de obedecer al Señor

PERSONAJES
ALEJANDRO
SARA

(Alejandro, un hombre joven, está durmiendo en su cama. Está amaneciendo y el sol entra por la ventana. El joven se despierta y escucha entre sueños que su mujer está preparando el desayuno. Se trata de una pareja de recién casados y hoy es su primer día en la casa que será su hogar. Su mujer está preparando la mesa con unas flores y la está adornando para que quede muy bonita.)

ALEJANDRO. (Se levanta, se despereza y se acerca a la mesa que ha preparado su mujer.) ¡Hum! ¡Qué bien huele! ¡Qué flores tan bonitas! (Las huele.) ¡Hum! ¡Qué aroma!

(Entra su mujer.)

SARA. ¡Hola, buenos días! ¿Te he despertado yo con los ruidos?

ALEJANDRO. No, no, me estaba dando el sol en la cara… Pero, ¿cómo no me has despertado para ayudarte?

SARA. Quería darte una sorpresa.

ALEJANDRO. Gracias, mi amor, la mesa está preciosa. ¿De dónde has sacado las rosas?

SARA. Son un regalo de la vecina. He salido al jardín un momento esta mañana y la vecina nos ha felicitado por nuestra boda. Como no tenía nada para darnos, nos ha cortado unas rosas de su jardín.

ALEJANDRO. ¡Qué amable! Ya le daré las gracias cuando la vea.

SARA. Pero, siéntate, cariño, aún me faltan unos minutos para tenerlo todo listo.

ALEJANDRO. (La toma por el brazo y la abraza.) Un momento, un momento, aún no te he dado un abrazo esta mañana. (Se abrazan.) ¡Hum! ¡Qué bien hueles tú también!

(La mujer sale afuera y va trayendo la comida poco a poco mientras escuchamos en voz en off a Alejandro. Lo primero que traerá será un plato con una guayaba bien grande y después leche, zumos, pan, cereales, mermelada, etc.)

ALEJANDRO. (Voz en off.) ¡Oh, no, guayaba! Mira que no hay frutas en el mundo que sólo ha puesto la única que no me gusta… Bueno, tampoco tengo que comerla, hay más cosas en la mesa para desayunar y no quiero estropear este día con un comentario negativo…

SARA. Ya está todo. Bueno, ¿desayunamos? (Se sienta.)

ALEJANDRO. Sí, dame tu mano, vamos a orar. “Querido padre, gracias por este primer día en nuestra casa, por Sara y por el desayuno que con tanto cariño ha preparado. Amén.”

(Comienzan a desayunar y Sara corta la guayaba en dos y le da una mitad con la más dulce y tierna mirada posible.)

SARA. Toma, mi amor. (Se le queda mirando.)

ALEJANDRO. (En voz en off.) ¿Cómo no me voy a comer esa guayaba si la mujer más bonita del mundo me la está ofreciendo con esos ojitos?

SARA. ¿Pasa algo, cariño?

ALEJANDRO. No, no, dame tu mano. (Se la besa.) Sólo quería decirte que eres la mujer más linda de este mundo y yo el hombre más afortunado.

(Se apagan las luces y volvemos a la situación del día anterior. Alejandro se despierta y encuentra el desayuno ya lista. Entra su mujer en escena.)

SARA. ¡Buenos días!

ALEJANDRO. ¡Cariño! Yo pensaba sorprenderte hoy pero te has vuelto a adelantar…

SARA. ¡Ja, ja! ¡Vas a tener que madrugar más que yo…! Vamos, siéntate a la mesa.

ALEJANDRO. No sin darte antes el abrazo de buenos días. (Se abrazan.) ¡Hum! ¡Qué bien hueles, como las rosas del jardín!

SARA. ¡Ja, ja! Tengo un marido poeta.

ALEJANDRO. No, sino romántico.

(Sara se ríe y ambos se sientan a la mesa.)

ALEJANDRO. (Voz en off.) ¡Oh, no, guayaba!

SARA. ¿Pasa algo, mi amor?

ALEJANDRO. No, no… ¿quieres orar tú hoy?

SARA. Claro.

(Se toman de las manos y la esposa ora. No escucharemos lo que dice porque habrá música de fondo pero vemos cómo mueve los labios y aun cierto punto terminan la oración. Sara toma la guayaba, la corta en dos y le da una mitad a él.)

ALEJANDRO. ¿A ti te gusta mucho la guayaba, verdad?

SARA. Para mí no existe desayuno sin guayaba.

(Música de fondo, se apagan las luces y se encienden de nuevo. La escena se congela y Alejandro se levanta de la mesa, toma un micrófono y se dirige a la audiencia como si estuviera dando una predicación.)

ALEJANDRO. En ese momento cerré los ojos y traté de imaginar el resto de mi vida. (Pausa.) Un día voy a tener que decirle que no me gusta la guayaba pero hoy día no podía decírselo porque la amo, no podía dejarla triste. Y el otro día comí guayaba, y el otro, y el otro, y ya pasaron 24 años de eso. Si me preguntasen hoy en día cuál es la fruta que más me gusta yo les diría: “la guayaba”. (Pausa.) Yo no sé cuándo me comenzó a gustar la guayaba, yo no sé cuándo empecé a tomarle sabor, yo sólo sé que aprendí a comer guayaba por amor a una chica. Yo no sé si ustedes están entendiendo lo que les quiero decir… Cuando comencemos nuestra caminata con Jesús vamos a descubrir que hay muchas cosas que a Él le gustan y a nosotros no nos gustan. ¿Qué hacer? Pero ahí está, yo mira la cruz del Calvario, veo todo lo que Él hizo por mí, veo el sufrimiento, la muerte, la sangre, las lágrimas… y ahora, ¿no voy a poder comer guayaba delante de todo el amor que tengo por Él? ¿Qué es eso? Y todas las cosas comienzan a encajar en la vida. Yo no digo que cuando tú te apasiones por Jesús te va a encantar hacer todo lo bueno. ¡No, no! Porque la naturaleza muerta dentro de nosotros todavía nos jala para las cosas malas pero por amor a Jesús nosotros somos atraídos a Él. Esas cosas que nos parecían imposibles de hacer, comienzan ahora a ser hechas.